El reto de traducir cómics
A lo largo de la trayectoria profesional del traductor es posible encontrarse grandes retos, algunos más difíciles que otros, y uno de ellos, quizás el más complejo de todos, es el de traducir cómics o novelas gráficas, y no solo por la presión que supone traducir obras que pueden marcar a toda una generación, como ya lo hicieron Las Aventuras de Tintín o The Beano, sino por la dificultad en sí del proyecto.
La complejidad del asunto se encuentra en que cada lengua contiene sus propias características y especificaciones como las onomatopeyas, muy usadas en este tipo de escritura, que tienen que ser traducidas con el sentido lingüístico de cada idioma. Otra dificultad a tener en cuenta para los traductores es que sus interpretaciones serán posteriormente ubicadas en un espacio concreto en el que se estructuran los gráficos y los textos, conservando en todo momento la estética del autor. Las formas y longitud de estos varían de un idioma a otro, lo que puede ocasionar un exceso de caracteres que alteren la viñeta del cómic o la novela original. Como solución a este problema, en la mayoría de estos casos se reduce el texto traducido, se emplean de paráfrasis, se sustituyen números por cifras o se le suprimen letras a determinadas expresiones.
Por ejemplo, en la trama del cómic de Astérix “La residencia de los dioses”, se hace referencia a un personaje con el nombre de “Guidus”, que se trata de un reconocido presentador de programas de entretenimiento de la televisión francesa, Guy Lux. Así, en la traducción al español tuvo que modificarse para adaptarse a la cultura televisiva española y se optó por denominar a este personaje “Matius Pratius”.
Como veis son muchas cosas las que debemos tener en cuenta a la hora de traducir este tipo de textos, y si la lengua original que debe traducirse es una lengua sajona, la cosa se complica, a diferencia de lo que sucede cuando procede de una lengua romance como el francés, donde la cantidad de palabras empleadas suele resultar similar.