¿EL HUMOR SE TRADUCE?
Con mucha frecuencia se cree que un texto humorístico puede traducirse a cualquier idioma fácilmente y que producirá el mismo efecto humorístico en otras culturas. Lo que la mayoría no sabe es que, a pesar de que el humor es algo universal, las traducciones de chistes e historias divertidas suponen un reto para los traductores. No es una simple traducción ya que requiere una investigación y documentación previa.
Si conseguir un buen doblaje es complicado, los contenidos humorísticos, llenos de estereotipos, bromas internas y referencias a personajes de un determinado contexto, complican aún más la cosa.
“A veces, el humor se consigue no por lo que se dice, sino por cómo se dice. En el doblaje español se recurre poco a tipos especiales de voz o maneras poco usuales de hablar, pero el humor es precisamente uno de los casos en los que sí se utilizan”, remarca Patrick Zabalbeascoa, profesor de la Pompeu Fabra en su libro “La traducción para el doblaje y la subtitulación” (Cátedra).
Existen diferentes razones por las que un texto divertido puede perder su encanto cuando se traduce. Puede que fracase rotundamente o, incluso, en el peor de los casos, que ofenda al lector. La razón es que muchos chistes se basan en juegos de palabras o rimas. El humor también está cargado de aspectos socioculturales pertenecientes a una determinada región.
La tradición, las políticas y la, hasta ahora, falta de soltura con el inglés, han fomentado una fuerte cultura del doblaje. En Europa, España es, junto con Italia, el país en el que más se doblan los contenidos audiovisuales, según el informe que una comisión de expertos elaboró en 2011 para el Ministerio de Economía con el objetivo de fomentar el uso de la versión original. La llegada de nuevas plataformas televisivas, como HBO o Netflix, o la de la TDT en su momento, ha abierto un nuevo abanico de posibilidades al espectador a la hora de elegir el idioma en el que se ven las emisiones y aumentar así la práctica y familiaridad con una lengua extranjera*.
No obstante, hay casos en los que un texto tiene una forma de humor traducible que no requiere cambios pero, en general, hay que estar preparado para dejar que muchas historias y chistes sufran una pequeña metamorfosis y resulten divertidos en otros países.
Y, como dice María José Aguirre de Cárder, traductora de series como Los Simpson, Perdidos o Futurama: “Lo fundamental es intentar mantener la comicidad, aunque el contenido sea diferente”.
*Fuente: El País